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Cuando recién entramos de perros, una noche se hizo una actuación en nuestro pabellón con la presencia del entonces Mayor Tisoc, que era tío de Jimmy y el Jimmy hizo de pareja en el desfile con uno de la primera sección, vestido de hembra y el muy conchudo fue y le agarró el cachete al Mayor y le guiñó el ojo y caminaba mandando besitos ante la hilaridad de todos nosotros, que no paraban de sirearlo(a). No faltó alguien que quería pedirle su teléfono...
Se acuerdan de las salidas a las academias en 5to año? Gustavo siempre regresaba tarde haciendo ruido con su moto.
Todos sabíamos cuando llegaba Riofrío. Academias como la Gálvez, fueron muy populares en nuestra época, pero ya no existen.
Buenas hembras conocimos allí. Mi professor de física de la Gálvez, el Sr. Lazo, fue el que me convenció a que postulara a la Marina de Guerra del Perú.
Mas Recuerdos
Por Gustavo Riofrío Correa
Al final del año '76, 4to. año de secundaria, el sub-oficial Salas nos estaba buscando para llevarnos a cortar el pelo.
Nos encontró a todos en la cuadra de la sétima sección donde estaba Jimmy tocando guitarra, Peter, Manrique, Manuel Acosta, Julianito Pedraglio, etc. A todos ya los había agarrado para cortales el pelo, pero los últimos que quedábamos para esta aventura éramos el chino Vega y yo. Atiné a sacarme los lentes y ponerme del otro lado y el sub-oficial Salas no me reconoció y se llevó al chino que le metieron una pelada de la pitri mitri.
Jimmy me decía que por compañerismo debería acompañar al chino, pero por supuesto no fui.... y esa misma noche me salgo encontrando cara a cara con Salas cuando regresaba de esconderme en la cuadra de los perros. Me llevó a la peluquería y....por suerte ya estaba cerrada. Terminé ese año sin cortarme el pelo, por que de ahí en adelante los pocos días que nos quedaban en el colegio igual me "cabreaba"....
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Estábamos de perros y tuvimos un monitor general que cariñosamente le llamábamos Rosito por la cara de hembrita que tenía. No sé si tendría hermana pero de hecho que sería muy guapa. Pero de marica no tenía nada, al menos eso creo, lo cierto es que era super "ladilla" y le gustaba joder a los perros, o sea a nosotros.
Un buen día para variar, el buen Jimmy habia hecho una de las suyas y con el dicho ese de "cuando llueve todos se mojan" toda mi sección tuvo que pagar.
Rosito estaba hecho un pichín y tenía que saber a como de lugar quien puso su ropero de cabeza, vandalismo conocido como “la catarata”.
Era la primera sección, donde habían juntado a los más viejos de la promoción y a los más "jollas" también. Nuestro monitor, Palacios Gallo Javier Tomás, fue lo más acertado que el Jefe de Compañía nombró para ponernos en vereda.
Después de ranear, kangurear, hacer planchas y volver a ranear, kangurear y hacer más planchas, nadie abría su boca para denunciar al culpable.
El sub-oficial de ronda ordenó que ingresáramos a las cuadras. El toque de silencio lo habíamos escuchado buen tiempo atrás. Creímos que estabamos salvados, al menos por esa noche, pero sólo fue para seguir haciendo más ranas, kanguros y planchas, pero mudas esta vez.
Rosito no perdía el control ni la paciencia y era de los que les gustaba dar sermones mientras hacíamos plantón encima de los roperos. Convencido de que ninguno de nosotros delataría a nadie, se le ablandó el corazón, así que antes de que amaneciera se despidió de cada uno de nosotros con un sonoro pechazo que llevé orgulloso por lo menos tres días, mientras me reponía del impacto y del dolor de costillas.
El pechazo era el arte de resistir en la posición de atención un golpe seco que se recibía en el pecho dado en simultaneo con ambos puños del cadete al comando. Si te movías o dabas un paso atrás como consecuencia del pechazo, entonces te daban otro "pa' que aprendas a no moverte."
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Picture La Perla - Callao
Pensando me decia, aqui en los Estados Unidos, estos Highways no son muy raros, pero en el Peru, el unico que tenemos es la via expressa. Mientras manejaba, puse un casette que me regalo mi hermano menor en mi ultima visita al Peru. Este casette contiene muchas canciones Peruanas, y mientras disfrutaba de unos valses, y por supuesto los cantaba a todo pulmon (total nadie me acompañaba en el carro, y sabiendo que a nadie podria importarle si cantaba bien o mal, y ademas no tener el temor que de haber otra persona, despues me enjuicie, que de paso enjuiciar esta de moda en este pais, por haberle roto los timpanos) sin querer me puse a pensar en mi Peru. Añorar, es lo que nosotros los Peruanos sabemos hacer muy bien cuando estamos entre dos mundos (lo que debemos hacer para salir adelante: seguir en los Estados Unidos, y en donde quisieramos estar en estos momentos: En nuestro Peru.) Escuchando los valsesitos Peruanos mi mente divagaba por momentos... a algunos la advertencia no deberia ser: "no manejes bajo la influencia de alcohol", sino: "no manejes y añores al mismo tiempo".
Picture CMLP - La Perla - Callao
De Pronto, como para darme la estocada de gracia en el alma, la dulce melodia de nuestra cancion: "Nostalgia Chalaca" empezo a escucharse por los parlantes de mi carro. Sin darme cuenta era como si alguien me hubiera hipnotizado y regresaba en retrospectiva a la primera vez que fui al Colegio Militar Leoncio Prado.
Mi hermano mayor, habia entrado al Colegio Militar en el año de 1,974 a la XXXI promocion. Eramos 3 hermanos, los tres de un Colegio de Hermanos en Miraflores, y mi hermano mayor habia comprado todos los tickets para la gran rifa con el premio mayor de: "entrar a el Colegio Militar" cortesia de mi padre, un oficial de la Guardia Civil con una historia de Padre y hermanos en diferentes institutos Militares. Lo cierto es que mi hermano mayor era demasiado desordenado, engreido de mama, y para rematar al muerto, por primera vez habia repetido año, (el 3er año de media).
Al principio de ese año, mi padre ya le habia propuesto el CMLP, pero mi hermano, que estaba acostumbrado a levantarse a las 07:40 am para entrar al Colegio a las 08:00 am no podia ni imaginarse lo que seria de su vida si hubiera aceptado la primera vez.
El destino hizo que no tuviera mas opcion que de resignarse y obedecer a nuestro padre, que estaba como los padres que conociamos antiguamente, esos que por que los mirabas mal (o pensaban qe los mirabas mal) se desataban las trenzas y te caian encima por si acaso.
Huy, me doy cuenta que estaba manejando un poco lento (aunque iba a 3 millas mas de la velocidad limite), pero los conductores de Atlanta me empezaban a mirar mal al pasarme, en esta peculiar ciudad si la velocidad Limite es de 55 millas por hora, ellos van a 70, y los policias no los para, porque ellos esperan por los que van a 80 (que de paso hay un monton). Asi que para evitar esas miradas me pase al carril mas lento, cosa que podia disfrutar mas de mi casette. Yo seguia la letra: "Callao o querida tierra mia siento que esta lejania atormenta mi vivir, chimpum....
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El día sábado 25 de agosto se realizó el esperado reencuentro.
La escolta de la XXXI se relevó con la nuestra, y recibimos orgullosamente la bandera y el estandarte del Colegio Militar Leoncio Prado.
Fue una ceremonia emocionante. Los integrantes de la escolta vistieron el prestigioso uniforme como lo hicimos de cadete. La integraron José Luis Davelouis, José Granados, Heberto Cárdenas, Luis Parra, Jaime Brossard y Manuel Granda.
Javier Giribaldi y Dupont llevaron los estandartes. Nuestros demás compañeros estuvimos uniformados con saco negro, pantalón gris, cristina negra y corbata guinda.
Nuestro distinguido camarada Kurt Burneo, quien actualmente se desempeña como Viceministro de Hacienda, fue invitado por el Director del Colegio al Estrado Oficial.
Luego se unió a la formación y desfiló con todos nosotros.
Asistimos aproximadamente 90 ex-cadetes leonciopradinos de la XXXII.
Luego se realizó un almuerzo en el restaurante "El Saoco", extendiéndose la celebración hasta las 02.00 AM.
Se ha creado un gran espíritu de grupo, con Jaime Brossard a la cabeza, con quien estamos trabajando para las actividades de las Bodas de Plata del 2002. Hasta la próxima amigos.
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Primer Día de clases.
Algunas veces me contaron historias de almas en pena y manifestaciones espectrales ya que segun se cuenta en los tiempos de la Guardia Chalaca siendo el edificio usado por ellos sufrió un incendio donde perecieron algunos miembros de la Guardia, aunque nunca vi ni escuche a ningun fantasma durante mis tres años de internado, cada vez que me tocó ir a la siberia de día lo hacia con reverencia y curiosidad pero por la noche nunca me acerque por alli salvo una vez a la hora de casino que fue con ocasion de mirar una bronca, pero claro con la compañia de varios cadetes.
Los pabellones de IV y III año estaban situados conjuntamente los perros en el primer piso y los chivos en el segundo. Mi aula estaba ubicada en una esquina, era bien iluminada aunque para 45 alumnos ya quedaba estrecha, alli pasamos todo ese año todas la mañanas en clases de Matemáticas con el “Chino” Alonso, Química con el “Loco” Aldana y otros tantos recordados maestros.
En las noches despues de la hora de casino regresabamos a las aulas para estudiar hasta las 21:30 hrs en que saliamos a formar y de alli marchando nos dirijiamos a las cuadras muchas veces nos llevaron raneando o a marcha de pato según el humor de los monitores o del interes o desinteres del servicio de día en que nos castigaran físicamente.
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Como en todas partes, las broncas eran de esperarse. Apenas si habrían transcurrido un par de semanas de nuestro ingreso al Colegio.
Internados y conviviendo mañana, tarde y noche con desconocidos de distintas procedencias, la gente empezaba a trazar su línea. En mi sección había toda clase de estereotipos.
Habían los buena gente, los chancones, uno que otro monguito, los payasos, los fumones, y también los que vivían sólo para joder y buscar broncas. Yo me consideraba del grupo de los chancones, pero también de los buena gente. Era amigo de todos y los trataba por igual. Hasta que llegó el día en que los matones me tuvieron de punto.
En realidad fueron varios días. Lo usual era joderte con mariconadas, o insultar a tu madre o a tu hermana. Uno por dársela de muy macho, salía en defensa de su honor pero generalmente lo dejaban mal parado, o lo enviaban directamente a la enfermería o al calabozo, según sea el caso.
Esos días se me hicieron largos y angustiosos. A pesar de ignorar sus insultos y provocaciones, ellos no bajaban la guardia. Transcurrieron algo así como un poco más de dos semanas. El ambiente estaba caldeado y la situación empezaba a tener color de hormiga. Estos provocadores realmente empezaban a perder la paciencia con mi juego de ignorarlos y a veces vacilarlos con mi ingenio y buen humor.
Era Viernes por la mañana y todos nos encontrábamos en el aula esperando al profesor de Cívica. El otoño y sus males que trae habían enfermado a nuestro maestro. El no vendría según nos informó el Brigadier de Sección, y nadie lo reemplazaría.
El reloj se echó a correr. Muy pronto los ladillas comenzaron a molestar al resto. Había llegado mi turno.
-Oye papacito... ah si que tú te crees pendejo?... -me dijo el "queso" como así le llamaban. Este era un "achorao" de Huancayo que estaba haciendo puntos para ganarse la confianza del "tuerto", el más bravo de todos. El tuerto, a pesar de su mediana estatura y delgadez, desde el primer día se había medido a puños y patadas voladoras con los más grandes y pintados. Ya nadie le hacía la bronca. El ya había trazado su línea y todos sin excepción respetaban su territorio. Además sus innumerables cicatrices tenían algo más que decir.
Yo levanté la mirada y observé como el queso dibujaba entre dientes algo así como una mentada de madre. En mi interior había una voz que me decía -Ya! Sácale la m... de una buena vez! Pero por otro lado pensaba en las consecuencias. Mientras vacilaba, mi compañero y buen amigo el "picapiedra", un muchacho de Chimbote, saltó por mi. -Oye serrano de m... vete a joder a tus iguales! -Le dijo el picapiedra al queso, tumbándolo de un solo empujón.
En cuestión de segundos las pesadas carpetas de metal y gruesa madera repintada por años eran puestas contra la pared. Unos yacían parados sobre los pupitres para ver mejor. Otros yacían de campanas en la puerta para avisar si venía el Servicio de Día. Pero era el tuerto el que se mediría con el picapiedra. Entre mentadas de madre ambos se dieron de empujones.
El queso metía candela así como los otros dos ayayeros del tuerto. En un descuido del picapiedra, éste recibió un cabezaso en la nariz y simultáneamente era derrivado cuando el tuerto lo alzaba de las piernas. El picapiedra cayó de espaldas retorciéndose de dolor.
El tuerto sentado sobre él, le propinó más golpes en la cara. El picapiedra se cubría el rostro como podía y ahora casi todos eran presa de la euforia y pedían ver sangre. Era inútil intentar detener la pelea. A excepción mia y del picapiedra, creo que todos estaban disfrutando de la paliza. El tuerto se puso de pie. Dejó que el picapiedra se levantara como pudiera, para tan solo darle la estocada final. Como en previos duelos, el tuerto cruzó los aires para acabar con mi compañero con su patada voladora.
El picapiedra fue lanzado contra la ventana rompiendo el vidrio con la cabeza. Todo esto ocurrió en tan pocos segundos que inexplicablemente parecieron una eternidad. El Servicio de Día llegó, pero era demasiado tarde. Todo estaba consumado. El tuerto fue llevado al calabozo mientras que el picapiedra se repondría en la enferemería después de algún tiempo.
El asunto no terminaba allí. El queso regresó a mi y me enfrentó delante de toda la clase diciéndome -Ya viste lo que le pasó a tu marido? Dame un besito papacito... -Yo estaba a punto de írmele encima. Todos me observaban para ver mi reacción. Más de uno quería verme pelear y ya otros compañeros me habían aconsejado con anterioridad que debía hecerlo para definir ese absurdo territorio.
-Espera queso! Le grité. -Si tú quieres pelearte conmigo, te espero a la medianoche en los malacates, le dije. El queso se rió y me contestó: -Qué pasa, te orinas a que te saque la m... ahorita? -No! -le respondí. -Esto es algo personal entre tú y yo. No hay necesidad de tener público. Lo tomas o lo dejas... El queso se quedó pensando. Me imagino que se confundió con este "rollo" que no esperaba. Finalmente aceptó. A mis espaldas comenzaron a circular las apuestas. Yo no sería el favorito por lo que veía.
La noche llegó. El toque de silencio fue dado. Al cabo de un rato la mayoría ya estaba durmiendo. Mis pensamientos estaban puestos en lo ocurrido esa mañana y en lo que podría hacer para lograr que estos malandrines entren en razón. Denunciarlos no era una opción. Sería un soplón. Hacer mi propia "coyera" para equilibrar futuras broncas tampoco era una opción que valiera la pena. Estaba convencido de ese refrán "del que a hierro mata, a hierro muere".
Enfrentarme con ese gallo sería lo mejor para comenzar con mi cruzada. Unos minutos más y mis pensamientos se hubieran convertido en sueños o quizás pesadillas. El mismo "queso" fue a buscarme a mi camarote con dos de sus secuaces diez minutos antes de la medianoche.
El queso me dijo: -Oye pituco... ya te chupaste?... -No queso..., le respondí. -Ya me estaba quedando dormido con la espera. Te veo en diez minutos en donde acordamos...
Los tres se fueron riendo. Lentamente me quité el reloj y después de guardarlo en el ropero me puse mis borseguíes. Mi llave y mis placas las dejaría debajo del colchón.
Caminaba en pijama por el pasadizo central con dirección a los malacates cuando el imaginaria me preguntó a donde iba. Yo le respondí que iba a darme un baño. Al cabo de unos minutos estaba en el lugar, al frente de los malacates, sobre un terral que alguna vez habrá sido un jardín.
El queso llegó un par de minutos después, seguido por dos más que no eran de mi sección. La noche estaba clara, teníamos luna y el cielo despejado. Pude ver que los dos que acompañaban al queso àdebían ser parientes de él por sus rasgos físicos.
Pero también pude ver que sus sonrisas sarcásticas cambiaron cuando se aparecieron detrás de ellos cinco de mis buenos compañeros de sección, y de los más grandes por cierto. La situación entonces se tornaba más balanceada. -Queso! le dije, -Si he venido es porque tú quieres que me "meche" contigo.
He tratado de no reponder a tus provocaciones porque a golpes no se gana el respeto. Lo que suceda aquí, aquí queda y espero que quedes satisfecho... Creo que al queso se le cruzaron los chicotes por algunos segundos asimilando lo que acababa de decirle.
Más luego reaccionó y con una sarta de ajos, cebollas y mentadas de madre se me vino encima.
Algo que aprendí practicando Judo durante varios años en el Callao Judo Club fue a esquivar los golpes y mantener mi equilibrio. Durante varios minutos me llovieron puñetazos y patadas que fui esquivando afortunadamente. Los ayayeros del queso le gritaban que acabara conmigo de una buena vez. Mis compañeros sólo observaban en silencio, o quizás también para no llamar la atención de la ronda.
Mientras me mantenía virtualmente inalcanzable, buscaba que el queso se cansara repartiendo puñetazos y patadas al aire a discreción y dando vueltas alrededor mio, maldiciéndome a su regalado gusto.
Luego como me lo esperaba, el queso se extenuó. Aprovechando que él bajo la guardia, aproveché para darle un tremendo puñetazo en la boca del estómago. El queso se desplomó y yo me lancé sobre él para aplicarle un candado e inmovilizarlo. Todos los demás corrieron hacia nosotros. Hasta los ayayeros me gritaban que le destrozara la cara.
Eso era lo usual. Yo mantenía firme el candado y entre el bullicio, el polvo, y la oscuridad de esa noche cuya luna ya se desvanecía, me dije que eso era suficiente.
El queso estaba sollozando. No podía respirar. El golpe en el estómago y su previa agitación lo habían colapsado. Al ver sus lágrimas y entender lo que le sucedía, le hablé con calma de que no se preocupara más. De inmediato lo asistí y los demás se unieron para ayudar. Pasó un largo rato hasta que el queso pudiera respirar normalmente y hablar otra vez. Esa madrugada fue muy importante para mi. No sólo trazé mi línea, el queso llegó a ser un excelente amigo mio y de todos y la gente comenzó a dejar de meterse en broncas. Empezábamos a madurar.
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Cuando Ingresé al CMLP en el año de 1975, la tradición de que las promociones pares son superiores a las impares ya era conocida. La XXX promoción quienes eran los cadetes del 5to año, nuestros Técnicos en ese entonces, nos contaron que siendo ellos Aspirantes (cadetes de 4to año en 1974) osaron por cambiar su lema tradicional "Disciplina-Moralidad-Trabajo" por "Superior a la Mejor" durante un desfile a los comedores, delante de los alumnos del 3er año, comunmente llamados los "perros'" (XXXI Promoción) y desafiando a las "vacas" (XXIX promoción) quienes estaban formados frente al pabellón Duilio Poggi.
La XXIX tradicionalmente cantaba "La Mejor...ra,ra,raaa!". La ofensa creada era mayúscula. Todas las vacas empezaron a gritar "masacre-masacre!". Otros gritaban "Esta noche los chivos se mueren...!". Lo cierto es que esa noche, después de la función de cine en el auditorium, el servicio de día cometió el error de hacer salir primero a las vacas quienes tomaron posiciones en todos los alrededores de la canchita de fulbito esperando la salida de los chivos. Los chivos inteligentemente se agruparon de tal forma que los más pequeños fueran al centro de los más grandes y fuertes y como masa compacta aguantaron la embestida de la XXIX. La reyerta adquirió una ferocidad sólo comparable a las que suceden crónicamente en el instituto correccional juvenil de Maranga.
La XXX se replegó a sus cuadras donde se parapetraron tomando posiciones de altura para organizar su defensa. Allí le hicieron frente a las vacas causándoles varias bajas a causa de las pesadas bancas de madera que se las dejaron caer desde los balcones del segundo piso de las cuadras. Las vacas fueron a sacar a los perros de sus cuadras a fin de reforzarse y contra-atacar pero la XXXI no quizo participar en esta masacre. Luego del estruendo de lunas rotas, gritos y con el pasar de las horas, los técnicos finalmente se retiraron a sus cuadras y así el CMLP volvía a la calma pero con docenas de cadetes en la enfermería. Esa noche será recordada como la masacre de 1974. He tenido oportunidad de compartir este hecho con cadetes de otras promociones quienes me han mencionado que también la XXVI promoción canto al igual que la XXX el lema "Superior..." siendo los técnicos de la XXV promoción los que iniciaron una "masacre". Los detalles de ésta no las tengo pero las fuentes entrevistadas me afirmaron que se han sucedido varias "masacres" como consecuencia de ese lema.
En nuestro caso la XXXII promoción no necesitó entrar en un enfrentamiento violento al cantar ese lema pues a mediados del año de 1976 ganamos las Olimpiadas internas siendo todavía Aspirantes. Los Técnicos de la XXXI protestaron y lograrón que el partido de básquet legítimamente ganado por 4to año se jugara nuevamente (ese partido definía al campeón). Al día siguente se jugó nuevamente el partido enfrente del comando y se le volvió a ganar después de un intenso y disputado encuentro.
Al pitazo final las vacas estaban tan frustradas que empezaron a insultar a los jugadores del equipo de básquet y esto originó un conato de bronca allí en medio del coliseo, el cual fue controlado de inmediato por el Coronel Director y sus oficiales. 4to año se retiró entonces a sus cuadras con cánticos de victoria y humillamos de tal manera a los de 5to año que asimilaron con hechos y no palabras que la XXXII era indiscutiblemente "Superior a la mejor..."
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Nuestras Mejores Anécdotas
1. Algunos Recuerdos"
Por Manuel AcostaCuando recién entramos de perros, una noche se hizo una actuación en nuestro pabellón con la presencia del entonces Mayor Tisoc, que era tío de Jimmy y el Jimmy hizo de pareja en el desfile con uno de la primera sección, vestido de hembra y el muy conchudo fue y le agarró el cachete al Mayor y le guiñó el ojo y caminaba mandando besitos ante la hilaridad de todos nosotros, que no paraban de sirearlo(a). No faltó alguien que quería pedirle su teléfono...
Se acuerdan de las salidas a las academias en 5to año? Gustavo siempre regresaba tarde haciendo ruido con su moto.
Todos sabíamos cuando llegaba Riofrío. Academias como la Gálvez, fueron muy populares en nuestra época, pero ya no existen.
Buenas hembras conocimos allí. Mi professor de física de la Gálvez, el Sr. Lazo, fue el que me convenció a que postulara a la Marina de Guerra del Perú.
Mas Recuerdos
Por Gustavo Riofrío Correa
Al final del año '76, 4to. año de secundaria, el sub-oficial Salas nos estaba buscando para llevarnos a cortar el pelo.
Nos encontró a todos en la cuadra de la sétima sección donde estaba Jimmy tocando guitarra, Peter, Manrique, Manuel Acosta, Julianito Pedraglio, etc. A todos ya los había agarrado para cortales el pelo, pero los últimos que quedábamos para esta aventura éramos el chino Vega y yo. Atiné a sacarme los lentes y ponerme del otro lado y el sub-oficial Salas no me reconoció y se llevó al chino que le metieron una pelada de la pitri mitri.
Jimmy me decía que por compañerismo debería acompañar al chino, pero por supuesto no fui.... y esa misma noche me salgo encontrando cara a cara con Salas cuando regresaba de esconderme en la cuadra de los perros. Me llevó a la peluquería y....por suerte ya estaba cerrada. Terminé ese año sin cortarme el pelo, por que de ahí en adelante los pocos días que nos quedaban en el colegio igual me "cabreaba"....
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2. El Pechazo
Por Ronald RoblesEstábamos de perros y tuvimos un monitor general que cariñosamente le llamábamos Rosito por la cara de hembrita que tenía. No sé si tendría hermana pero de hecho que sería muy guapa. Pero de marica no tenía nada, al menos eso creo, lo cierto es que era super "ladilla" y le gustaba joder a los perros, o sea a nosotros.
Un buen día para variar, el buen Jimmy habia hecho una de las suyas y con el dicho ese de "cuando llueve todos se mojan" toda mi sección tuvo que pagar.
Rosito estaba hecho un pichín y tenía que saber a como de lugar quien puso su ropero de cabeza, vandalismo conocido como “la catarata”.
Era la primera sección, donde habían juntado a los más viejos de la promoción y a los más "jollas" también. Nuestro monitor, Palacios Gallo Javier Tomás, fue lo más acertado que el Jefe de Compañía nombró para ponernos en vereda.
Después de ranear, kangurear, hacer planchas y volver a ranear, kangurear y hacer más planchas, nadie abría su boca para denunciar al culpable.
El sub-oficial de ronda ordenó que ingresáramos a las cuadras. El toque de silencio lo habíamos escuchado buen tiempo atrás. Creímos que estabamos salvados, al menos por esa noche, pero sólo fue para seguir haciendo más ranas, kanguros y planchas, pero mudas esta vez.
Rosito no perdía el control ni la paciencia y era de los que les gustaba dar sermones mientras hacíamos plantón encima de los roperos. Convencido de que ninguno de nosotros delataría a nadie, se le ablandó el corazón, así que antes de que amaneciera se despidió de cada uno de nosotros con un sonoro pechazo que llevé orgulloso por lo menos tres días, mientras me reponía del impacto y del dolor de costillas.
El pechazo era el arte de resistir en la posición de atención un golpe seco que se recibía en el pecho dado en simultaneo con ambos puños del cadete al comando. Si te movías o dabas un paso atrás como consecuencia del pechazo, entonces te daban otro "pa' que aprendas a no moverte."
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3. Nostalgia Chalaca - CMLP"
Hoy, Viernes a principios de Septiembre, me encontraba manejando hacia Atlanta en uno de esos Highways que tienen ocho carriles en cada lado, es decir 16 carriles en total.Picture La Perla - Callao
Pensando me decia, aqui en los Estados Unidos, estos Highways no son muy raros, pero en el Peru, el unico que tenemos es la via expressa. Mientras manejaba, puse un casette que me regalo mi hermano menor en mi ultima visita al Peru. Este casette contiene muchas canciones Peruanas, y mientras disfrutaba de unos valses, y por supuesto los cantaba a todo pulmon (total nadie me acompañaba en el carro, y sabiendo que a nadie podria importarle si cantaba bien o mal, y ademas no tener el temor que de haber otra persona, despues me enjuicie, que de paso enjuiciar esta de moda en este pais, por haberle roto los timpanos) sin querer me puse a pensar en mi Peru. Añorar, es lo que nosotros los Peruanos sabemos hacer muy bien cuando estamos entre dos mundos (lo que debemos hacer para salir adelante: seguir en los Estados Unidos, y en donde quisieramos estar en estos momentos: En nuestro Peru.) Escuchando los valsesitos Peruanos mi mente divagaba por momentos... a algunos la advertencia no deberia ser: "no manejes bajo la influencia de alcohol", sino: "no manejes y añores al mismo tiempo".
Picture CMLP - La Perla - Callao
De Pronto, como para darme la estocada de gracia en el alma, la dulce melodia de nuestra cancion: "Nostalgia Chalaca" empezo a escucharse por los parlantes de mi carro. Sin darme cuenta era como si alguien me hubiera hipnotizado y regresaba en retrospectiva a la primera vez que fui al Colegio Militar Leoncio Prado.
Mi hermano mayor, habia entrado al Colegio Militar en el año de 1,974 a la XXXI promocion. Eramos 3 hermanos, los tres de un Colegio de Hermanos en Miraflores, y mi hermano mayor habia comprado todos los tickets para la gran rifa con el premio mayor de: "entrar a el Colegio Militar" cortesia de mi padre, un oficial de la Guardia Civil con una historia de Padre y hermanos en diferentes institutos Militares. Lo cierto es que mi hermano mayor era demasiado desordenado, engreido de mama, y para rematar al muerto, por primera vez habia repetido año, (el 3er año de media).
Al principio de ese año, mi padre ya le habia propuesto el CMLP, pero mi hermano, que estaba acostumbrado a levantarse a las 07:40 am para entrar al Colegio a las 08:00 am no podia ni imaginarse lo que seria de su vida si hubiera aceptado la primera vez.
El destino hizo que no tuviera mas opcion que de resignarse y obedecer a nuestro padre, que estaba como los padres que conociamos antiguamente, esos que por que los mirabas mal (o pensaban qe los mirabas mal) se desataban las trenzas y te caian encima por si acaso.
Huy, me doy cuenta que estaba manejando un poco lento (aunque iba a 3 millas mas de la velocidad limite), pero los conductores de Atlanta me empezaban a mirar mal al pasarme, en esta peculiar ciudad si la velocidad Limite es de 55 millas por hora, ellos van a 70, y los policias no los para, porque ellos esperan por los que van a 80 (que de paso hay un monton). Asi que para evitar esas miradas me pase al carril mas lento, cosa que podia disfrutar mas de mi casette. Yo seguia la letra: "Callao o querida tierra mia siento que esta lejania atormenta mi vivir, chimpum....
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4. Nuestro Reencuentro A Los 24 Años
Por Fernando Castillo MoscosoEl día sábado 25 de agosto se realizó el esperado reencuentro.
La escolta de la XXXI se relevó con la nuestra, y recibimos orgullosamente la bandera y el estandarte del Colegio Militar Leoncio Prado.
Fue una ceremonia emocionante. Los integrantes de la escolta vistieron el prestigioso uniforme como lo hicimos de cadete. La integraron José Luis Davelouis, José Granados, Heberto Cárdenas, Luis Parra, Jaime Brossard y Manuel Granda.
Javier Giribaldi y Dupont llevaron los estandartes. Nuestros demás compañeros estuvimos uniformados con saco negro, pantalón gris, cristina negra y corbata guinda.
Nuestro distinguido camarada Kurt Burneo, quien actualmente se desempeña como Viceministro de Hacienda, fue invitado por el Director del Colegio al Estrado Oficial.
Luego se unió a la formación y desfiló con todos nosotros.
Asistimos aproximadamente 90 ex-cadetes leonciopradinos de la XXXII.
Luego se realizó un almuerzo en el restaurante "El Saoco", extendiéndose la celebración hasta las 02.00 AM.
Se ha creado un gran espíritu de grupo, con Jaime Brossard a la cabeza, con quien estamos trabajando para las actividades de las Bodas de Plata del 2002. Hasta la próxima amigos.
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5. Las Aulas
Es el primer día de clases y despues del largo parte de día y de la ceremonia de inicio del año escolar 1975, el batallón de cadetes formado en la explanada se dirigió por años a sus respectivos pabellones de estudios, las vacas a la famosa “siberia” como se le llamaba al edificio donde el V año tenía sus salones de clases, segun los rumores en la siberia corría un viento frío día y noche por sus corredores y de alli el nombre sacado de la frígida región de las estepas Rusas.Primer Día de clases.
Algunas veces me contaron historias de almas en pena y manifestaciones espectrales ya que segun se cuenta en los tiempos de la Guardia Chalaca siendo el edificio usado por ellos sufrió un incendio donde perecieron algunos miembros de la Guardia, aunque nunca vi ni escuche a ningun fantasma durante mis tres años de internado, cada vez que me tocó ir a la siberia de día lo hacia con reverencia y curiosidad pero por la noche nunca me acerque por alli salvo una vez a la hora de casino que fue con ocasion de mirar una bronca, pero claro con la compañia de varios cadetes.
Los pabellones de IV y III año estaban situados conjuntamente los perros en el primer piso y los chivos en el segundo. Mi aula estaba ubicada en una esquina, era bien iluminada aunque para 45 alumnos ya quedaba estrecha, alli pasamos todo ese año todas la mañanas en clases de Matemáticas con el “Chino” Alonso, Química con el “Loco” Aldana y otros tantos recordados maestros.
En las noches despues de la hora de casino regresabamos a las aulas para estudiar hasta las 21:30 hrs en que saliamos a formar y de alli marchando nos dirijiamos a las cuadras muchas veces nos llevaron raneando o a marcha de pato según el humor de los monitores o del interes o desinteres del servicio de día en que nos castigaran físicamente.
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6. Las Broncas
Por Ronald RoblesComo en todas partes, las broncas eran de esperarse. Apenas si habrían transcurrido un par de semanas de nuestro ingreso al Colegio.
Internados y conviviendo mañana, tarde y noche con desconocidos de distintas procedencias, la gente empezaba a trazar su línea. En mi sección había toda clase de estereotipos.
Habían los buena gente, los chancones, uno que otro monguito, los payasos, los fumones, y también los que vivían sólo para joder y buscar broncas. Yo me consideraba del grupo de los chancones, pero también de los buena gente. Era amigo de todos y los trataba por igual. Hasta que llegó el día en que los matones me tuvieron de punto.
En realidad fueron varios días. Lo usual era joderte con mariconadas, o insultar a tu madre o a tu hermana. Uno por dársela de muy macho, salía en defensa de su honor pero generalmente lo dejaban mal parado, o lo enviaban directamente a la enfermería o al calabozo, según sea el caso.
Esos días se me hicieron largos y angustiosos. A pesar de ignorar sus insultos y provocaciones, ellos no bajaban la guardia. Transcurrieron algo así como un poco más de dos semanas. El ambiente estaba caldeado y la situación empezaba a tener color de hormiga. Estos provocadores realmente empezaban a perder la paciencia con mi juego de ignorarlos y a veces vacilarlos con mi ingenio y buen humor.
Era Viernes por la mañana y todos nos encontrábamos en el aula esperando al profesor de Cívica. El otoño y sus males que trae habían enfermado a nuestro maestro. El no vendría según nos informó el Brigadier de Sección, y nadie lo reemplazaría.
El reloj se echó a correr. Muy pronto los ladillas comenzaron a molestar al resto. Había llegado mi turno.
-Oye papacito... ah si que tú te crees pendejo?... -me dijo el "queso" como así le llamaban. Este era un "achorao" de Huancayo que estaba haciendo puntos para ganarse la confianza del "tuerto", el más bravo de todos. El tuerto, a pesar de su mediana estatura y delgadez, desde el primer día se había medido a puños y patadas voladoras con los más grandes y pintados. Ya nadie le hacía la bronca. El ya había trazado su línea y todos sin excepción respetaban su territorio. Además sus innumerables cicatrices tenían algo más que decir.
Yo levanté la mirada y observé como el queso dibujaba entre dientes algo así como una mentada de madre. En mi interior había una voz que me decía -Ya! Sácale la m... de una buena vez! Pero por otro lado pensaba en las consecuencias. Mientras vacilaba, mi compañero y buen amigo el "picapiedra", un muchacho de Chimbote, saltó por mi. -Oye serrano de m... vete a joder a tus iguales! -Le dijo el picapiedra al queso, tumbándolo de un solo empujón.
En cuestión de segundos las pesadas carpetas de metal y gruesa madera repintada por años eran puestas contra la pared. Unos yacían parados sobre los pupitres para ver mejor. Otros yacían de campanas en la puerta para avisar si venía el Servicio de Día. Pero era el tuerto el que se mediría con el picapiedra. Entre mentadas de madre ambos se dieron de empujones.
El queso metía candela así como los otros dos ayayeros del tuerto. En un descuido del picapiedra, éste recibió un cabezaso en la nariz y simultáneamente era derrivado cuando el tuerto lo alzaba de las piernas. El picapiedra cayó de espaldas retorciéndose de dolor.
El tuerto sentado sobre él, le propinó más golpes en la cara. El picapiedra se cubría el rostro como podía y ahora casi todos eran presa de la euforia y pedían ver sangre. Era inútil intentar detener la pelea. A excepción mia y del picapiedra, creo que todos estaban disfrutando de la paliza. El tuerto se puso de pie. Dejó que el picapiedra se levantara como pudiera, para tan solo darle la estocada final. Como en previos duelos, el tuerto cruzó los aires para acabar con mi compañero con su patada voladora.
El picapiedra fue lanzado contra la ventana rompiendo el vidrio con la cabeza. Todo esto ocurrió en tan pocos segundos que inexplicablemente parecieron una eternidad. El Servicio de Día llegó, pero era demasiado tarde. Todo estaba consumado. El tuerto fue llevado al calabozo mientras que el picapiedra se repondría en la enferemería después de algún tiempo.
El asunto no terminaba allí. El queso regresó a mi y me enfrentó delante de toda la clase diciéndome -Ya viste lo que le pasó a tu marido? Dame un besito papacito... -Yo estaba a punto de írmele encima. Todos me observaban para ver mi reacción. Más de uno quería verme pelear y ya otros compañeros me habían aconsejado con anterioridad que debía hecerlo para definir ese absurdo territorio.
-Espera queso! Le grité. -Si tú quieres pelearte conmigo, te espero a la medianoche en los malacates, le dije. El queso se rió y me contestó: -Qué pasa, te orinas a que te saque la m... ahorita? -No! -le respondí. -Esto es algo personal entre tú y yo. No hay necesidad de tener público. Lo tomas o lo dejas... El queso se quedó pensando. Me imagino que se confundió con este "rollo" que no esperaba. Finalmente aceptó. A mis espaldas comenzaron a circular las apuestas. Yo no sería el favorito por lo que veía.
La noche llegó. El toque de silencio fue dado. Al cabo de un rato la mayoría ya estaba durmiendo. Mis pensamientos estaban puestos en lo ocurrido esa mañana y en lo que podría hacer para lograr que estos malandrines entren en razón. Denunciarlos no era una opción. Sería un soplón. Hacer mi propia "coyera" para equilibrar futuras broncas tampoco era una opción que valiera la pena. Estaba convencido de ese refrán "del que a hierro mata, a hierro muere".
Enfrentarme con ese gallo sería lo mejor para comenzar con mi cruzada. Unos minutos más y mis pensamientos se hubieran convertido en sueños o quizás pesadillas. El mismo "queso" fue a buscarme a mi camarote con dos de sus secuaces diez minutos antes de la medianoche.
El queso me dijo: -Oye pituco... ya te chupaste?... -No queso..., le respondí. -Ya me estaba quedando dormido con la espera. Te veo en diez minutos en donde acordamos...
Los tres se fueron riendo. Lentamente me quité el reloj y después de guardarlo en el ropero me puse mis borseguíes. Mi llave y mis placas las dejaría debajo del colchón.
Caminaba en pijama por el pasadizo central con dirección a los malacates cuando el imaginaria me preguntó a donde iba. Yo le respondí que iba a darme un baño. Al cabo de unos minutos estaba en el lugar, al frente de los malacates, sobre un terral que alguna vez habrá sido un jardín.
El queso llegó un par de minutos después, seguido por dos más que no eran de mi sección. La noche estaba clara, teníamos luna y el cielo despejado. Pude ver que los dos que acompañaban al queso àdebían ser parientes de él por sus rasgos físicos.
Pero también pude ver que sus sonrisas sarcásticas cambiaron cuando se aparecieron detrás de ellos cinco de mis buenos compañeros de sección, y de los más grandes por cierto. La situación entonces se tornaba más balanceada. -Queso! le dije, -Si he venido es porque tú quieres que me "meche" contigo.
He tratado de no reponder a tus provocaciones porque a golpes no se gana el respeto. Lo que suceda aquí, aquí queda y espero que quedes satisfecho... Creo que al queso se le cruzaron los chicotes por algunos segundos asimilando lo que acababa de decirle.
Más luego reaccionó y con una sarta de ajos, cebollas y mentadas de madre se me vino encima.
Algo que aprendí practicando Judo durante varios años en el Callao Judo Club fue a esquivar los golpes y mantener mi equilibrio. Durante varios minutos me llovieron puñetazos y patadas que fui esquivando afortunadamente. Los ayayeros del queso le gritaban que acabara conmigo de una buena vez. Mis compañeros sólo observaban en silencio, o quizás también para no llamar la atención de la ronda.
Mientras me mantenía virtualmente inalcanzable, buscaba que el queso se cansara repartiendo puñetazos y patadas al aire a discreción y dando vueltas alrededor mio, maldiciéndome a su regalado gusto.
Luego como me lo esperaba, el queso se extenuó. Aprovechando que él bajo la guardia, aproveché para darle un tremendo puñetazo en la boca del estómago. El queso se desplomó y yo me lancé sobre él para aplicarle un candado e inmovilizarlo. Todos los demás corrieron hacia nosotros. Hasta los ayayeros me gritaban que le destrozara la cara.
Eso era lo usual. Yo mantenía firme el candado y entre el bullicio, el polvo, y la oscuridad de esa noche cuya luna ya se desvanecía, me dije que eso era suficiente.
El queso estaba sollozando. No podía respirar. El golpe en el estómago y su previa agitación lo habían colapsado. Al ver sus lágrimas y entender lo que le sucedía, le hablé con calma de que no se preocupara más. De inmediato lo asistí y los demás se unieron para ayudar. Pasó un largo rato hasta que el queso pudiera respirar normalmente y hablar otra vez. Esa madrugada fue muy importante para mi. No sólo trazé mi línea, el queso llegó a ser un excelente amigo mio y de todos y la gente comenzó a dejar de meterse en broncas. Empezábamos a madurar.
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7. Superior a La Mejor
Por : Jorge Ungaro - XXXII Promoción "Bicampeones"Cuando Ingresé al CMLP en el año de 1975, la tradición de que las promociones pares son superiores a las impares ya era conocida. La XXX promoción quienes eran los cadetes del 5to año, nuestros Técnicos en ese entonces, nos contaron que siendo ellos Aspirantes (cadetes de 4to año en 1974) osaron por cambiar su lema tradicional "Disciplina-Moralidad-Trabajo" por "Superior a la Mejor" durante un desfile a los comedores, delante de los alumnos del 3er año, comunmente llamados los "perros'" (XXXI Promoción) y desafiando a las "vacas" (XXIX promoción) quienes estaban formados frente al pabellón Duilio Poggi.
La XXIX tradicionalmente cantaba "La Mejor...ra,ra,raaa!". La ofensa creada era mayúscula. Todas las vacas empezaron a gritar "masacre-masacre!". Otros gritaban "Esta noche los chivos se mueren...!". Lo cierto es que esa noche, después de la función de cine en el auditorium, el servicio de día cometió el error de hacer salir primero a las vacas quienes tomaron posiciones en todos los alrededores de la canchita de fulbito esperando la salida de los chivos. Los chivos inteligentemente se agruparon de tal forma que los más pequeños fueran al centro de los más grandes y fuertes y como masa compacta aguantaron la embestida de la XXIX. La reyerta adquirió una ferocidad sólo comparable a las que suceden crónicamente en el instituto correccional juvenil de Maranga.
La XXX se replegó a sus cuadras donde se parapetraron tomando posiciones de altura para organizar su defensa. Allí le hicieron frente a las vacas causándoles varias bajas a causa de las pesadas bancas de madera que se las dejaron caer desde los balcones del segundo piso de las cuadras. Las vacas fueron a sacar a los perros de sus cuadras a fin de reforzarse y contra-atacar pero la XXXI no quizo participar en esta masacre. Luego del estruendo de lunas rotas, gritos y con el pasar de las horas, los técnicos finalmente se retiraron a sus cuadras y así el CMLP volvía a la calma pero con docenas de cadetes en la enfermería. Esa noche será recordada como la masacre de 1974. He tenido oportunidad de compartir este hecho con cadetes de otras promociones quienes me han mencionado que también la XXVI promoción canto al igual que la XXX el lema "Superior..." siendo los técnicos de la XXV promoción los que iniciaron una "masacre". Los detalles de ésta no las tengo pero las fuentes entrevistadas me afirmaron que se han sucedido varias "masacres" como consecuencia de ese lema.
En nuestro caso la XXXII promoción no necesitó entrar en un enfrentamiento violento al cantar ese lema pues a mediados del año de 1976 ganamos las Olimpiadas internas siendo todavía Aspirantes. Los Técnicos de la XXXI protestaron y lograrón que el partido de básquet legítimamente ganado por 4to año se jugara nuevamente (ese partido definía al campeón). Al día siguente se jugó nuevamente el partido enfrente del comando y se le volvió a ganar después de un intenso y disputado encuentro.
Al pitazo final las vacas estaban tan frustradas que empezaron a insultar a los jugadores del equipo de básquet y esto originó un conato de bronca allí en medio del coliseo, el cual fue controlado de inmediato por el Coronel Director y sus oficiales. 4to año se retiró entonces a sus cuadras con cánticos de victoria y humillamos de tal manera a los de 5to año que asimilaron con hechos y no palabras que la XXXII era indiscutiblemente "Superior a la mejor..."
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